Mi cuerpo sufre soledad porque no siente tu presencia, como un perro al que dejaron botado en el patio de atrás y ya no salió más, ni fue nunca más compañero de juego.
La conversión a la sumisión es un vínculo que nace desde las profundidades más intimas de quién lo lleva, lo mantiene y lo sacude temeroso de entender lo que no se sabe explicar, innato se bate violento, deseoso de ser recuperado...
Mi amante es mi Señor. En Usted, deposito mi confianza. En sus anhelos mi mundo se postra obediente. Dedico mi silencio, mi mirada baja a la devoción que me causa su gloria. Abrazo mis brazos a mi espalda...
…hace ya tanto tiempo que la distancia Amo/sumisa es un mero tramite de formas para reflejar el verdadero hábito que se trafica en nuestras mentes y emociones a la hora de confrontar cómo nuestros cuerpos se acoplan al unísono...
¿Alguna vez has sufrido un calentón súbito? De esos que te estremecen de arriba a abajo y te hacen mojar el calzón, ¿de los que te nubla la vista y no te deja pensar?
De mi intercambio universitario en la ciudad de Granada, en España, lo que más recuerdo es a Rosario. Rosario era una gaditana morena y mestiza. De pelo largo y negro y ojos grandes. Con un cuerpo entero curvo y firme.